martes, 13 de marzo de 2018

De profesión: Alma de casa

Ni amo de casa ni ama de casa, a partir de ahora todos somos iguales porque todos somos Almas de Casa.
Se acabó el eterno debate sobre “quién lleva los pantalones en casa”, ni pantalón ni falda. Se cierra la discusión sobre quién renuncia a más tiempo para atender las necesidades de la familia, quién cuida mejor, quién limpia, quién cocina, quien lava, quién va al pediatra, quién va a las tutorías, quién va a las extraescolares, quién lleva la enfermería encima, quién se pasa más noches en vela. ¿Quien? , porque  eres quien pones tu alma y tu entrega al servicio de tu casa en todo lo que  haces. ¡O qué pasa!
Se acabó porque este nuevo oficio no tiene género, y ahora ya sí sirve lo de tanto monta monta tanto. ¡Por fin! Este oficio no discrimina ni contamina, no entiende de raza ni religión, es una nueva forma de entender el tiempo, ese que todos añoramos queriendo coleccionar en dulces momentos como quien colecciona recortes de los demás.
Este oficio sí requiere de un maravilloso sacrificio, el de amar a discreción, el de saber volar por encima del tiempo como en un reloj sin manecillas; exige también la constancia de querer compartir todos los días el mismo sueño, el de uno mismo y el de quienes están a tu lado tanto cuando estás como cuando te vas.
Es un oficio sin tiempo porque no empieza ni termina, es un oficio que te acompaña adonde vas, que no tiene ni taller, ni oficina; es un oficio que está en ti, en tu visión más amable de las cosas y en tu forma de disfrutar la vida. Y no necesita uniforme porque se lleva por dentro; se lava si acaso con lágrimas y se seca despacito cuando escampa.
Alma de Casa. Alma de pasión y sinrazón, alma de devoción y de obligación, alma del quiero y claro que puedo, alma del aunque cueste hay que hacerlo, alma de sacrificio y dedicación. Alma de Casa.
Y cuando entres en casa, apaga tu móvil y enciende bien el alma, ponte tu mejor pasión, estira bien la cara para que abarque la sonrisa más ancha y da rienda suelta a tu corazón. Recuerda, no es ser amo ni ama de nada, sino el alma de todo lo que pasa… en tu casa. ¡Feliz profesión del alma, feliz dedicación!
No es magia, es educación.

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